Durante años, el tratamiento de conducto ha sido uno de los procedimientos odontológicos que más temor genera en los pacientes. Sin embargo, los avances en la tecnología y las técnicas odontológicas modernas han transformado por completo esta práctica, convirtiéndola en un tratamiento seguro, preciso y prácticamente indoloro.

El tratamiento de conducto tiene como objetivo eliminar la infección o el daño que afecta la pulpa dental —la parte interna del diente donde se encuentran los nervios y vasos sanguíneos—, conservando así la pieza natural y evitando su extracción.
Gracias a la anestesia local, el uso de instrumental rotatorio de última generación y la planificación digital, hoy este procedimiento se realiza con rapidez, comodidad y excelentes resultados estéticos y funcionales.
“En la mayoría de los casos, el tratamiento de conducto no duele, sino que alivia el dolor que el paciente ya venía sintiendo por la infección o inflamación del nervio dental”, explican desde NOVADENTAL, centro odontológico especializado en rehabilitación y estética dental.
El principal beneficio es preservar el diente natural, mantener la función masticatoria y evitar tratamientos más complejos o costosos en el futuro. Superar el miedo y consultar a tiempo con un especialista es clave para cuidar la salud bucal y conservar una sonrisa sana y duradera.